Junto al río Sagua La Grande. Nombre de la finca que actualmente se mantiene.
Menciónes históricas:
En el libro "Historia de Sagua de Don Miguel Alcover Beltrán, se menciona en la página 252 lo siguiente: "El
13 (de febrero de 1871) el Alferez Féliz Arango con varios ginetes á pié, del Regimiento <Narciso>, ocupó en el ingenio
Vatte* (Boca de Sagua) 12 caballos ,12 monturas, machetes, incorporándosele 4 individuos útiles para las armas. Pasó el ingenio
Santa Ana y ocupó 12 caballos y 12 monturas y efectos á la vista de los fortines del batey. Regresó por el ingenio Guayabo
de Alfonso, sosteniendo un corto fuego con su guarnición".

Notas del Diario de Campo..
Pudimos localizar el fundamento del antiguo ingenio colonial “Sana
Ana” y nos extrañó mucho el constatar que aun existía gran parte de sus viejos hierros, argollas, palancas y mecanismos
aunque en alto grado de oxidación, decidimos entonces amontonar toda esta herrería para así tirarnos una foto con lo que quedaba
del legendario ingenio azucarero. Fuimos los últimos pasajeros del siglo XX en verlo pues tiramos los restos al río para poder
limpiar el área de excavaciones y nos dimos a la tarea de excavar lo que nos parecía un montículo arqueológico que luego resultó
ser en extremo interesante pues existían evidencias irrefutables de transculturación. Muchos de los instrumentos indígenas
que encontramos estaban muy mezclados con bella cerámica europea y parte de la vajilla colonial encontrada fue armada posteriormente
en mi casa donde uno de estos rompecabezas nos dió un plato casi completo y una caneka de vino, entre otros objetos del viejo
mundo que aun conservamos en nuestra colección privada (donde la joya principal es una cachimba española con la talla de una
sirena en su parte frontal como se tallaba en ocasiones en las proas de los barcos). El sitio lo bauticé como “Santa
Ana A” y está ubicado casi al borde de la bajada hacia el río en el mismo centro de la antigua demarcación de la finca.
Años después nos enteramos que el dueño de la finca, nuestro actual amigo el gallego Martínez, vió la excavación nuestra y
pensó que se trataba de una botija de oro que habían sacado y se quejaba constantemente de no haber sido él quien la descubriera.
Pedro Suárez Tintín, 1976
Grupo Sabaneque
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