
Este diminuto y desconocido ingenio azucarero de la antigua jurisdicción sagüera ha quedado para siempre en la historia local
unido a la gesta patriótica de la Villa del Undoso cuando fue aquí,precisamente, donde las tropas españolas capturaron al
primer martir sagüero. El 19 de Marzo de 1869 fue fusilado el jóven Juan Daniel Araoz en el patio de la antigua cárcel (por
la calle Carrillo entre Solís y Salvador Herrera) después de haber sido capturado en los cañaverales del ingenio Bella Luisa
e interrogado intensamente en la Tenencia de Gobierno de Trillo Figueroa el cual le amenazó para que denunciara el lugar en
donde estaban reconcentrados los cubanos alzados.
Niegan los supervivientes que conocieron a Araoz que este fuera capaz de delatar nada; pero se sabe que al dia siguiente
salió Trillo con una columna, rumbo del Quemado de Güines. Al llegar a Caguaguas, dividió la columna en dos..
Llegó Trillo primero con su fuerza ante la tienda La Hojalata, que se decía en poder de los cubanos. Entablado un tiroteo
vivo iniciado por los cubanos desde la tienda. Resultó después que sorprendidos los patriotas por retaguardia, se vieron entre
dos fuegos y huyeron, pero no sin dejar a la columna de Trillo batiéndose con la otra parte de la Columnna. Así quedaron los
españoles tiroteándose mutuamente, y se habrían cauzado más daño a no ser que un sargento de la Guardia Civil advirtiera
a Trillo del error.
Ambas fuerzas, se unieron de nuevo en e1 ingenio "Bella Luisa" donde pernoctaron. Y dicen, los que cuentan de
este hecho, que al dia siguiente regresó a Sagua la columna y que creyéndose Trillo burlado por el joven Araoz, ordenó la
formación del proceso sumarísimo y como consecuencia el fusilamiento del prisionero, acto inícuo que se llevó a cabo detrás
de la Cárcel y junto a un árbol de Jía, el día 19 de Marzo de 1869.
Es este el primer caso de fusi1amiento perpetrado en Sagua por motivo patriótico, en la persona de un jóven querido de
indiscutible relieve social.
Espectaculo tristísimo y conmovedor el que se iba a realizar, por que así lo demandaba el sentimiento inhumano del feroz
Trillo. Pero el jóven Araoz demostró hasta donde era capaz de llegar la entereza de un patriota que ofrenda su vida en holocausto
de un ideal grande y sublime. En el momento de formarse el cuadro, se negó rotundamente a ponerse de espaldas a sus matadores
y manifestó con energia al oficial que le ordenaba tal posición:
!No tengo que volverme de espaldas, porque no soy traidor!".
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