Fue construído por iniciativas de Don Eugenio Moré (Conde Moré) en 1868 en forma de trapiche.
Dos décadas después, en 1890, Don Marcos Longa (Licenciado en Derecho) lo compró y realizó en
él varias modernizaciones que lo elevaron a una categoría superior al común trapiche de la época. Con nuevas máquinas de vapor
que ejecutaban los balancines para moler la caña el San Isidro aumentó su molienda a 5 000 arrobas diarias lo cual trajo un
gran bienes tar al caserío que lo rodeaba pues muchas familias fueron beneficiadas por el progreso que corría en toda esta
jurisdicción azucarera de Cuba.
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